Tenia la costumbre de seguirla con la mirada: había visto como recorría las esquinas de la ciudad a pie y cómo levantaba su frente me parecía más un ejercicio de observación que de gusto. En ese momento no podía decir esto con seguridad, pero cuando no perdía mi total atención en aquel juego en el que trataba de contar las veces que sus ojos se asomaban a travez de su copioso cabello negro -y sus líneas grises- volcaba mi mirada a su interés en turno y la forma en que su quijada atestiguaba lo que sucedía: muchas veces parecería ser una intriga, como un cuestionamiento. La mayoría de las veces esto desnivela mis rodillas. Estaba seguro que cualquiera de las uniones musculares de sus piernas podían contar grandes historias; imaginar de que podría hablarme el sóleo detrás de ella se convirtió en un deporte común para practicar a deshoras. Imaginaba cuentos urbanos de fantástica procedencia; océanos de palabras en desuso que atragantaban su hambre por la comunicación. Muchas veces creí religiosamente que ella creaba sus propios lenguajes para poder hablar con las personas que decidía hacerlo.
Ahora, por las noches, cuando no puedo dormir, me gusta contarle a su contorno ahogado en la obscuridad historias de sonidos que no existen; ruidos cuya duración es menor a un instante pero que estoy determinado en hacerle. A veces la urgencia es tal que tengo escapar a fundirme en olas de sonido que hago solo para poder explicarle lo que sucede entre mis cejas. Todo mientras ella duerme. Regresó a acostarme horas después. Duermo con la mente aún llena de cristales que se derriten y que siento como corren rápidamente por mis venas hasta mis manos. Descansan en las yemas de mis dedos, aún calientes, hasta dejarlas blancas mientras sueño tantas cosas que no he de recordar la mañana siguiente, por qué lo único que quiero es que despierte para mostrarle con señas donde he guardado todos esos sonidos que hice por ella. Y así quiero que sea hasta que se me permita.
Pieza grabada en Guadalajara, Jalisco y Pueblos del Ajusco, Ciudad de México durante Febrero y Marzo de 2016. Gracias a Diego Cornejo (Un Rêve) por hacer esta pieza posible y tan mágica. Mezclada y masterizado en Abril 2016 en Guadalajara, Jalisco. Revisión de texto por Julio César Gastelum.
Fotografía en portada y diseño por Propaganda™
Un Rêve:
unreve.bandcamp.com
Dedicado a Daniela Olsa.
Goat Folk; 2016
released April 26, 2016